La historia del té dice que este se remonta a 5.000 años atrás. Al parecer, unas hojas cayeron sobre el agua hervida (los chinos siempre han sido muy de beber agua a altas temperaturas) que bebía el emperador de turno, y aquello le gustó. Tanto es así que el emperador ordenó que se plantaran más árboles como aquel del que cayeron las hojas afortunadas.

El té es una de las bebidas no del todo naturales (en cuanto que requieren de la conjunción de más de un elemento) más antiguas, pero aún hay conceptos no del todo claros entre el saber popular. ¿Es lo mismo té qué infusión? ¿Y las diferencias entre tisana e infusión? En este post, hablamos de infusión, té, tisana y sus diferencias y similitudes. ¿Con azúcar o sin azúcar? Bueno, ese es otro debate.

Té o infusión, esa es la cuestión

A veces se confunden términos para hablar de bebidas que no son las mismas. Si bien tanto el té como la infusión surgen a partir de poner a hervir distintas hierbas o plantas (grosso modo), solo podrá considerarse té a aquellas bebidas que contengan camellia sinencis, conocida también como la planta de té y la responsable de que los tés tengan teína, es decir, elementos estimulantes.

Dicho esto, no está de más recordar que tanto teína como cafeína se pueden usar indistintamente, pues remiten a lo mismo: un alcaloide con efectos psicoactivos y estimulantes del sistema nervioso central. Como no está de más recordar que el té también se define por contar con esta cafeína o teína, pero no todas las infusiones son té.

Si bien la RAE define «infusionar» como sumergir hierbas aromáticas en agua hervida para que desprendan sus propiedades, no todas las infusiones son té, como decimos. Porque la manzanilla, la camomila, el menta-poleo o el mal llamado ‘té rooibos’ son infusiones, en tanto que desprenden sus esencias al calor del agua, pero no son tés. Pues ni tienen teína ni proceden de la camellia sinencis.

Por qué el té rooibos no debe llamarse té

Como vimos en un artículo reciente dedicado a las propiedades del té, es habitual que tanto clientes como hosteleros se refieran a la infusión rooibos como «té rooibos», lo cual sería incorrecto. Al no tener cafeína/teína, esta bebida se queda en la liga de las infusiones, pero no en las del té.

Además, también es un mito que sea una bebida relajante, pues se trata solo de una bebida no-estimulante. Es decir, es una infusión que no altera ni da más energía, pero de modo similar a lo que hace el agua en nuestro organismo, y nadie considera el agua como una bebida balsámica, ayurvédica o distintos epítetos que rodean al mundo del rooibos.

En este caso, se podría hablar más de tisana, que hace alusión a una bebida también hervida en agua, pero que procede de otro tipo de hierbas y tienen un carácter más medicinal. Además, la tisana se elabora partiendo de un conjunto de distintas hierbas y su elaboración requiere más minutos, a veces hasta 15, que en el caso de tés y demás infusiones.

diferencia entre tisana e infusión

Infusiones exóticas o fuera del circuito habitual

En cualquier bar o cafetería es habitual encontrar infusiones como la manzanilla o la menta-poleo, además de los tés clásicos. Pero hay vida más allá de estas bebidas por todos conocidas, y por fortuna es posible encontrar variedades con su punto tentador. Ahí está sin ir más lejos la infusión de hinojo, recomendada para regular el aparato digestivo, así como por sus propiedades antiinflamatorias. También son destacables sus beneficios como bebida diurética, depurativa y antiespasmódica.

Y más allá del té rojo, negro o verde, se puede probar el té oolong, también llamado té azul o semifermentado, con un sabor muy peculiar y apreciado, así como propiedades desintoxicantes que lo hacen muy consumido en su país de origen, China. El té oolong es famoso también por su refuerzo del sistema inmunológico.

Asimismo, gana popularidad, sobre todo gracias a su visibilidad en redes, el té de tapioca o bubble tea. Originario de Taiwán, lleva fruta, leche, bolitas de tapioca y el té que el usuario prefiera, aunque se recomienda el negro o de jazmín. Su aspecto diferencial vendría por las bolitas de tapioca, que recuerdan a las burbujas, dándole un aspecto diferente y desenfadado. Una muestra de las posibilidades que tiene el té, a menudo ‘condenado’ a la sencillez de agua más la consabida bolsita.

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