La lubina trae sabor fresco y buenas noticias para los que quieran cuidar su dieta. Porque, dentro de los pescados blancos o magros, se trata de uno de los más saludables, con solo 1,3% de materia grasa por cada filete que disfrutes.
Además, cuenta con un gran aporte proteínico, entre el 17 y el 20%, lo que lo convierte en un alimento “de verdad” que, por si fuera poco, incluye aquellos aminoácidos esenciales que nuestro cuerpo no genera por sí solo y que son tan beneficiosos para el organismo.
Razones de más para incluirlo en nuestro recetario personal, sin renunciar a un toque profesional, de cabecera. Sobre todo porque su sabor es de categoría y su precio no es, ni de lejos, tan prohibitivo como la fama injusta que tiene. Siempre que no se compre la víspera de Navidad, la lubina es un pescado de precio más que razonable.
Recetas de lubina al horno
Sin olvidar que hay recetas de lubina en sartén, consideramos que donde se saca todo el partido a este pescado es al horno, además de que dicho elemento favorece una serie de técnicas culinarias de los más interesantes. Veamos algunas de ellas:
Lubina a la espalda
Para que esta receta de lubina haga honor a su nombre, el primer paso para su elaboración empieza en la pescadería. Porque le tenemos que pedir a nuestro pescadero de confianza que nos abra la pieza de tal manera que la podamos cocinar “a la espalda”, es decir, abierta de par en par.
Es opcional mantener o no la cabeza, eso según gustos. Una vez preparemos la base que más nos guste (con patatas panadera, por ejemplo), cocinaremos el pescado a 180 grados unos 15 minutos y presentamos la lubina con la carne hacia afuera y la piel hacia abajo. Unos dientes de ajo sofritos con cayena y, atención, ligado con vinagre le dará un toque jugoso espectacular.
Lubina al ajillo
Versión muy sabrosa y agradecida de preparar este pescado, parecida al anterior pero con un toque de marisco. Para su elaboración, necesitaremos patatas, gambas, un kilo de lubina y, por supuesto, ajo.
Para ello, recurriremos también al pescadero para que nos deje bien limpia la lubina, para después colocarla en la bandeja del horno bajo una cama de patatas estilo panadero que previamente habremos pasado unos minutos por la sartén.
Lo cocinamos entre 12 y 15 minutos para, por otro lado, preparar un ajillo con láminas de ajo y guindilla, a la que añadiremos unas gambas o gambones troceados y una lluvia de perejil. Una vez saquemos el pescado del horno, rociamos la lubina con esta mezcla y a disfrutar.
Lubina a la sal
Otra vez, empezamos en la pescadería al decirle al profesional que nos atienda que vamos a cocinar el pescado a la sal, y así mantendrá las escamas y la limpiará pero sin abrirla. A diferencia de las recetas anteriores, aquí colocaremos la lubina tumbada, de lado, sobre su lecho de sal.
Previamente, la habremos colocado en un bol (con un kilo será suficiente) y —atención, truco— repartido una clara de huevo muy bien batida para que la sal tenga más consistencia y cubra de modo más homogéneo el pescado. Después, vamos presionando la sal sobre toda la pieza y ya podemos proceder al asado.
Otro truco es dejar la cola fuera de la sal para comprobar si está listo: si al tirar, se desprende la cola, es que ya está preparado. Para un kilo de lubina, se recomiendan 20 minutos de horno.
Ceviches de lubina, el toque peruano en tu mesa
Aunque el ceviche peruano se suele preparar con corvina, la lubina es otro pescado blanco que le va de perlas a esta receta que no necesita horno ni sartén, pues el pescado se come crudo, marinado con las salsas correspondientes.
Antes de ponerse manos a la obra, se recomienda congelar el pescado un mínimo de 72 horas para evitar cualquier problema con el anisakis. Se trata de una receta en crudo, que puede recordar por tanto a una ensalada a la hora de prepararse, aunque conlleva algo más de complicación.
Para empezar, conviene preparar una rica leche de tigre en el que bañar la salsa, para luego combinarla con los elementos clásicos del ceviche, como la cebolla roja cortada en pluma, el choclo, el ají rojo, el cilantro, el ajo y la lima.
Una combinación de sabores exóticos y potentes que llevarán a la lubina a lo más alto. ¿Te gusta el pescado? Si quieres disfrutarlo a mesa puesta, no lo dudes. Te esperamos en Casa Emiliana.