No hace tanto que la gastronomía española no salía de sus fronteras. Habrá quien anhele esa cocina circunscrita a las regiones, a la tradición, los platos de cuchara de siempre, los guisos de toda la vida, los arroces “como Dios manda”. Si bien es un acervo cultural, también tiene algo de sota-caballo-rey de la mesa.
En cualquier caso, los gustos y las modas van cambiando, como también las demandas de la gente. Y los hosteleros y restauradores de hoy no son ajenos a estas preferencias a la hora de elaborar sus menús, avanzando hacia una fusión que impregna muchas recetas, a veces incluso las más tradicionales o asociadas a un territorio. (Ahí están, sin ir más lejos, las vieiras al estilo asiático de Gipsy Chef).
China y griega, cocinas muy codiciadas
Los usuarios de internet muestran especial interés por dos tipos de gastronomías del mundo: la china y la griega. Un dato revelador sobre los gustos y preferencias que no se queda, obviamente, solo en Google, sino que traslada a la demanda, al pedido, al plato.
Sobre todo aquella cocina china que va más allá del rollito de primavera y del arroz tres delicias. Platos como la sopa agripicante, el arroz ku-bak, el pato al estilo pequinés o el pollo al limón son algunas de las recetas más deseadas a la hora de pedirlas en un restaurante pero también de elaborarlas en casa. Así que ojo con infravalorar al gigante chino: prueba de ello está uno de los restaurantes asiáticos más exitosos de Madrid, el Asia Gallery, conocido popularmente como “el chino del Palace”.
Lo mismo sucede con la cocina griega, país que si bien lucha por sobrevivir económicamente, tiene en su gastronomía todo un filón. Porque recetas como la musaka, las ensaladas con queso feta y pepino, la sopa avgolemeno, un plato a base de pollo y limón que, tomado templado, resulta perfecto para los meses más fríos. Porque para el verano, el plato griego estrella es el tzatziki, una mezcla de yogur, menta, ajo, jengibre y cítricos ideal para tomar solo con panecillos (picos o regañás le van muy bien) o como acompañante en otros platos, servido en un pequeño recipiente aparte (como la clásica ensalada de col que sirven en las hamburguesería americanas).
Otras cocinas que interesan: la portuguesa y la alemana
No son tan conocidas o tan presentes en las avenidas principales de las ciudades. Pero no por ello son menos apreciadas, pues tanto la cocina portuguesa como la cocina alemana tienen una serie de platos que interesan y mucho.
En el caso de los vecinos portugueses, el bacalao a bras es una receta tan tradicional como querida por los más ‘gourmands’. Es un plato fácil de preparar que, además de un pescado muy sabroso como el bacalao, incluye también dos ingredientes muy queridos, como son el huevo y las patatas, en su versión finísima de las patatas paja. Es decir, un plato triunfador que gusta a casi todo el mundo.
También, exportado de Oporto, la francesinha es un plato que cuenta con miles de adeptos en todo el mundo. ¿El secreto? Una salsa con varios ingredientes y una versión extrema del sándwich mixto o bikini. No apto para enemigos de los excesos calóricos, porque desde luego es un plato prohibitivo… que está riquísimo.
Y respecto a la cocina alemana, la salchicha sigue siendo su plato estrella, presente en cualquier restaurante teutón que se precie, aunque no hay que denostar otros productos de ese país centroeuropeo. Lo saben en la Mantequería Alemana, un establecimiento que lleva en Madrid desde 1952 vendiendo productos de aquel país, entre ellos sus apreciados arenques, pero también distintos tipos de chucrut y mostazas. Recomendable dedicarle una visita.
Cocina francesa, un clásico que no decae
El interés por una de las cunas de la gastronomía sigue vigente. Porque nadie duda de que la cocina francesa sigue siendo la reina de las salsas, por ejemplo. Ahí están las bechamel, bearnaise, la salsa rouille o la tártara. También otros platos basados en uno de sus productos más carismáticos, el queso. Como la fondue de quesos, considerada también un producto suizo, aunque en los Alpes franceses sea un plato totalmente reivindicado.
Y es el que el mundo del queso da mucho de sí. Basta pasearse por algunas de las pocas tiendas especializadas que hay en Madrid, como Poncelet, para darse cuenta. Un pedacito de coeur de Berry, con su característica forma de corazón y sabor intenso a leche de cabra, bastará para recordar que hay quesos y quesos, sucedáneos y auténticos. Apostemos por ellos.
Como en Casa Emiliana apostamos por las recetas de nuestra cultura gastronómica, pero abiertos también a incorporar los sabores y texturas del mundo. De entrada, te invitamos a disfrutar de nuestros mejores platos patrios, como la lubina a la parrilla con salsa bilbaína o o la ración de cochinillo asado en horno de leña. ¡No te pierdas nuestro menú de fin de semana!